Itálica, cuna de emperadores y enclave romano en la península ibérica, despierta asombro con sus fascinantes curiosidades históricas. Fundada en el año 206 a.C. por el general romano Publio Cornelio Escipión, conocido como el Africano, como un lugar de retiro para veteranos de las guerras púnicas, esta ciudad antigua ha presenciado episodios trascendentales.

En su esplendor, Itálica fue hogar de dos emperadores romanos ilustres: Trajano y Adriano. Trajano, nacido en Itálica en el año 53 d.C., gobernó el Imperio Romano desde el 98 hasta el 117 d.C., expandiendo sus límites hasta alcanzar su máxima extensión. Su sucesor, Adriano, también nacido en Itálica en el año 76 d.C., dejó su huella en la historia con la construcción del famoso Muro de Adriano en Britania.

El Anfiteatro Romano de Itálica, uno de los más grandes de la antigüedad, era escenario de eventos grandiosos, desde batallas de gladiadores hasta representaciones teatrales. Su capacidad para albergar a más de 25,000 espectadores testimonia la magnificencia de la ciudad.

Además, Itálica alberga unas notables termas romanas, que ofrecen una visión única de la vida cotidiana en la antigüedad. Los mosaicos exquisitamente conservados y las estructuras arquitectónicas revelan la sofisticación y el refinamiento de la cultura romana en la ciudad.

Explorar Itálica es sumergirse en un viaje en el tiempo, donde cada piedra cuenta una historia de la grandeza de Roma y el legado perdurable de esta joya histórica en la actualidad.