Sevilla, capital de Andalucía, es una ciudad llena de vida, y patrimonio histórico y cultural, que cautiva al visitante que recorre sus calles llenas de color y sorpresas en sus rincones.

Desde su fundación por los “Turdetanos” hace casi 3000 años, ha sido una ciudad muy unida a su río, el Guadalquivir, y es quizás gracias a éste que múltiples culturas eligieron asentarse y desarrollarse donde a día de hoy se emplaza la ciudad. Romanos y árabes han dejado huella en ella, dotándola de los más grandiosos monumentos que sobrecogen al visitante, como la Giralda o los Reales Alcázares, en los que los reyes cristianos tras la reconquista fijaron su residencia real, cargo que hoy día aún conserva.

Con el descubrimiento de América en el siglo XVI, Sevilla se convierte en la ciudad más importante del mundo occidental, pues remontando el Guadalquivir y hasta el puerto de la ciudad situado a los pies de la Torre del Oro, llegaban las riquezas desde el nuevo continente descubierto al otro lado del Atlántico. El tráfico de mercancías y las riquezas que llegaban, y ser además el puerto de partida de misioneros, evangelizadores y nobles que viajaban a las nuevas tierras, hicieron que creciera, y que numerosas familias ricas y órdenes religiosas fijaran su residencia o sede en la ciudad. Esto se plasma en el gran número de casas palacio, conventos e iglesias presentes en Sevilla a día de hoy, y que son parte de su gran atractivo turístico.

En el siglo XX vuelve a ser centro de todas las miradas con la Exposición Iberoamericana de 1929, que se celebra en la zona del Parque de María Luisa, y que regalan a Sevilla las que son posiblemente las dos plazas más bonitas de la ciudad y punto de visita obligada de todos los visitantes; la Plaza de España y la Plaza de América. Algo más tarde, en 1992, otra Exposición Universal para conmemorar el 500 aniversario del descubrimiento de América, transforma la ciudad y la dota de las grandes infraestructuras que han dado a Sevilla alas para convertirse en una de las grandes capitales de España.

La calidez de su gente, el buen tiempo y la gastronomía son otra parte importante del patrimonio de la ciudad, y que seguro harán que el tiempo que se pasa visitándola sea totalmente inolvidable.