Hoy queremos hablar de los corrales de vecinos, una tipología arquitectónica muy popular desde el siglo XVI a principios del siglo XX en Sevilla y toda Andalucía. El fundamento de estos residenciales se podía resumir en una serie de estancias volcadas hacia un patio central, donde se desarrollaba la vida en común. En ellos se alojaban las clases sociales más desfavorecidas, que no podían acceder a una casa patio o de pisos.
En la ciudad de Sevilla, en el año 1900, había unos 1200 corrales y casas de vecinos en el casco histórico y sus arrabales tradicionales. A pesar de suponer sólo el 10% del parque residencial, en ellos vivía amontonado uno de cada tres sevillanos (es decir, aproximadamente entre treinta y cuarenta mil personas).
Lejos de esta destartalada imagen, han sido escenario de novelas, como Rinconete y Cortadillo, escrito por Miguel Cervantes o de músicas populares, como algunas sevillanas muy populares.
El corral de vecinos está hoy día en peligro de extinción y su principal enemigo es la especulación inmobiliaria de estos años pasados, la avanzada edad de sus residentes, la dejadez institucional que hemos vivido en materia de patrimonio histórico y la mejora del nivel de vida de la población, aunque esto último no tendría por qué significar la pérdida de este modelo.
Un gran porcentaje de los corrales que sobreviven se encuentra en deficientes condiciones, incluso hay muchos casi deshabitados o ruinosos. Algunos, pocos, están en perfecto estado y habitados en su totalidad. Otros han pasado por una importante restauración que les ha devuelto su altivez, pero que ha cambiado su población por otra más joven y de mayor nivel social, debido a su buena posición dentro de los centros históricos.
Podemos encontrar corrales de vecinos en el barrio de Triana, en las calles Pagés del Corro, Castilla o San Jacinto o en el Casco Antiguo en las calles Feria, Santiago, San Luis, Enladrillada, etc.
Aquí podéis ver algunas fotos históricas: